El día a día muchas veces se hace complicado, no solo para los adultos, también para los niños.
Sin darnos cuenta, llenamos los días de los niños de exigencias, reprimendas, consejos, prisas… y todo esto se une a un mundo social que muchos de ellos todavía no controlan.
Los niños pasan muchas horas en la escuela, cumpliendo horarios, normas… y aprendiendo a entablar relaciones sociales tanto con sus iguales como con sus profesores.
Muchas veces las exigencias tango ajenas como propias, y el autocontrol que se requiere para una vida en sociedad, hace que los peques se desborden mas frecuentemente de lo que muchos adultos son capaces de soportar.
Fácilmente tendemos a etiquetar al niño como , es un maleducado, esta todo el día quejándose, se cree el ombligo del mundo… y tendemos a intentar reprimir sus emociones porque pensamos que un niño bien educado no expresa sus emociones… nada mas lejos de la realidad.
Las emociones son como ese vapor que desprende la comida al cocinarla, y que si no se deja escapar de vez en cuando acaba desbordando la olla. Si en vez de dejarlo escapar lo cierras , al final estalla.
¿Que hacemos ante esas situaciones
en las que el peque entra en una rabieta,
o simplemente se desborda?
1- No las consideres ataques hacia ti y toma distancia emocional.
Por mucho que puedan parecer una ataque , una forma de hacerte quedar mal en público o que sientas que pretende salirse con la suya de todas las formas que tiene a su alcance.. aunque creas que el peque lo que quiere directamente es hacerte la puñeta,..
Piensa que solo está intentando conseguir algo que para el en ese momento es importante ( en su mundo infantil) y simplemente no tiene las estrategias adecuadas para hacerlo de una forma socialmente aceptable.
2. Mantén la calma.
Este es el punto más importante, si has conseguido ver la rabia desde la distancia y comprendiendo que no es un ataque contra ti. Si eres capaz de mantener la calma, de respirar… y ver simplemente a un niño que está sintiendo cosas que, aunque para ti no tengan tanta importancia, para el .sí la tienen y respetas esa emoción, te será mas fácil.
3 Controla tus actos:
Este es el punto que mas les cuesta a mamás y papas, que acaban gritando y perdiendo el control, mientras gritan al niño que haga el favor de controlarse, que las cosas no se solucionan así .
Si te paras un momento a pensar,
verás que es incongruente pedir calma, sosiego…
mientra gritas.
Así que imagínate una cremallera en tu boca, que te impide expresar lo que sientes, y que mantiene a raya esos sapos y culebras que solo pueden empeorar la situación ( justo lo que te gustaría que hiciera tu hijo en ese momento).
Sal de la escena si puedes, o simplemente céntrate en tu respiración.
Recuerda que tu eres la ama de tus emociones, y tu hijo solo está intentado domar las suyas.
Se su ejemplo.
Cambia los sapos y culebras por palabras de comprensión
4. Recapacita:
Cuando haya pasado todo, cuando la tormenta se haya disipado, piensa qué es lo que la ha podido ocasionar y toma acción para prevenirla. Tu eres el adulto, recuérdalo.
Si aun así te cuesta superar esos momentos conflictivos, o quieres que te ayudemos a entender mejor a tu hijo, recuerda que podemos ayudarte con nuestras asesorías individuales.